Archivística y Documentación (1): los perfiles del archivero y su formación

[Perdón por la extensión]

Uno empieza a estar un poco harto del eterno -aunque no me cabe duda que necesario- debate sobre el lugar que ocupa la Archivística en el ámbito de las Ciencias de la Información y de la Documentación. Pero lo que me cansa es, sobre todo, ver cómo en muchas ocasiones se hace más hincapié en remarcar la especificidad de la Archivística que en señalar los contenidos que son (o deberían ser) comunes. Entre otras razones porque, en mi opinión -y al carecer de una titulación universitaria específica-, esto no hace otra cosa que perpetuar una fractura de la profesión, que desde hace décadas se trata de evitar. Creo que uno de los problemas principales -al igual que opinan muchos de los profesionales que con mucho más fundamento que un proyecto de archivero como yo lo han abordado- es, como ya he dicho, la ausencia de una titulación específica. Por esta razón, nos encontramos, título en mano, con dos perfiles de futuros archiveros:

  • Por un lado, el de aquellas personas que proceden de Escuelas Universitarias y Facultades de Documentación, que cuentan con una formación más centrada en esas áreas troncales.
  • Por otro, el de aquellos que proceden de otras titulaciones -especialmente Historia, como es mi caso-, con un perfil generalmente más historicista o, si queremos, tradicional.

En cualquiera de los dos casos, la formación en Archivística tiene que pasar por la realización de másters y postgrados de contenidos más o menos homogéneos, cursos de mejor o peor pelaje, unos esfuerzos autodidactas condicionados por una escasa literatura profesional en español, y la realización de prácticas a través de becas y contratos temporales generalmente mal pagados y que ofrecen un escaso margen de aprendizaje.

En ese trayecto, ambos perfiles tendrían que haber ido confluyendo; sin embargo, desde mi punto de vista, esa trayectoria común no es tan común como parece: como es normal, la formación especializada de unos y otros tiende más:

  • A perfeccionar unos conocimientos que ya se poseían de la etapa de formación universitaria; o bien a adquirir nuevos conocimientos que entran dentro del campo visual que cada uno de estos perfiles les permite distinguir.
  • Y a orientar una futura carrera profesional, condicionada también por ese campo visual reducido.

Si nos centramos en esta última cuestión, podemos ver como:

  • Aquel con un perfil de «archivero-documentalista» está más preparado para trabajar en la empresa privada, bien a través de empresas de servicios documentales (en el sentido amplio), bien directamente; en las que, en muchos casos, actuará de chico/a para todo: archivero-bibliotecario-documentalista-gestor de la innovación… No sólo porque para la empresa sea más rentable contar con un profesional multidisciplinar, en lugar de con varios especialistas; sino porque, en ciertos casos, el volumen de trabajo en este ámbito no lo requiera. Otros representantes de este perfil optarán por hacerse un hueco en las universidades: desarrollarán una actividad científica centrada generalmente es aspectos muy específicos, por lo general nuevos, y plasmados en artículos de escasa trascendencia para los intereses del perfil contrario. Si alguno/a consigue acceder a la docencia, se verá obligado/a a impartir asignaturas que probablemente se alejen de la columna vertebral del corpus archivístico (del mismo modo que otro, especializado por ejemplo en cibermetría, se puede ver obligado a impartir asignaturas de Archivística, si el no hacerlo puede significar perder una oportunidad laboral más que interesante). Todo ello será visto por los representantes del otro perfil como una apropiación indebida de funciones, lo que puede generar rechazo hacia todo aquello que se considere «propio de bibliotecarios» aunque sea algo elemental como parte del cuerpo común de conocimientos de las distintas ramas.
  • El que tiene un perfil formativo de «archivero-historiador» está en principio más capacitado para opositar a alguno de los cuerpos de archiveros de las Administraciones Públicas, a través de unas pruebas selectivas destinadas por lo general a reclutar «archiveros integrales», capaces de actuar a lo largo de todo el ciclo de vida de los documentos, pero cuyos temarios y pruebas terminan decantándose hacia este mismo perfil, entre otras razones, porque son miembros de este perfil los que elaboran los temarios, y porque los puestos de trabajo que nutrirán serán sobre todo los de los archivos históricos. Y ése es precisamente el objetivo del futuro archivero que procede de éste perfil formativo: trabajar en un archivo histórico. No obstante, tendrá que afrontar el diseño y gestión de sistemas de información en un mundo de nuevos usuarios, nuevas tecnologías y nuevas normas, algo para lo que quizás no estaba preparado, por lo que tendrá que seguir formándose o perpetuar la imagen del archivero-erudito decimonónico. No obstante, no todos terminarán trabajando en un archivo histórico: algunos se las tendrán que ver con la gestión de documentos desde sus primeras fases y con los desafíos que supone la irrupción (desde hace ya unos años) de los documentos electrónicos. Entonces, o se dan de bruces con sus carencias formativas y no saben reaccionar, o se verán obligados a cierto reciclaje profesional. En cualquier caso, los «archiveros-documentalistas» también se verán amenazados: por estar en cierta desventaja a la hora de acceder a la función pública, al tener que afrontar pruebas y enfrentarse a tribunales más propios del perfil historicista; por una literatura profesional (artículos, manuales) producida por este sector que no llega a cumplir con sus expectativas o sus intereses; o por encontrar en puestos que consideran más acordes con su formación a personas que proceden de Facultades de Historia.

La pescadilla que se muerde la cola.

Esto no son más que generalizaciones un tanto simplistas, pero creo que se acercan un poco a la realidad, al menos desde mi punto de vista. Si todo esto parece que arranca de la ausencia de una titulación universitaria específica, la solución debería venir por el establecimiento de dicha titulación (si es que esto no genera tensiones también entre los dos perfiles a la hora de definir los programas). Pero, mientras esperamos a esa futura titulación, que puede que nunca llegue, ¿qué hacemos los que, como es mi caso, tenemos que enfrentarnos con unas oposiciones o con otra expectativa laboral (empresas de servicios, archivos de empresa, universidad…)?

Desde mi punto de vista, cambiar de actitud. Aprender en profundidad los aspectos específicos de la Archivística pero también aquellos que son comunes con otras Ciencias de la Información y de la Documentación, sin despreciar aquellas ideas (ni por supuesto a aquellas personas) que representen posturas extremas de uno u otro perfil, ya que de las dos podremos aprender algo. Ser permeables, compartir inquietudes, comunicarnos y contribuir, en definitiva a construir -como dice la divisa de la Unión Europea- la unidad en la diversidad, caminando hacia adelante pero también con la vista atrás.

Seguro que muchos no estáis de acuerdo con lo que digo (todo o parte), por lo que espero vuestros comentarios. Y también los de aquellos que lo compartan, porque seguro que tendrán algo que aportar.

12 comentarios en “Archivística y Documentación (1): los perfiles del archivero y su formación

  1. Paco, dices que empiezas a estar harto, pues imaginate si además de esos dos perfiles que mencionas, te encuentras con un perfil de «archivera-bibliotecaria-documentalista» y encima en la Comunidad de Castilla y León.Es verdad que no es muy habitual e incluso yo diría que mi caso es bastante raro pero seguramente los contratos temporales que forman parte de mi vida laboral tengan mucho que ver y sobretodo el hecho de haberme preparado a conciencia en tres profesiones tan diferentes. Terminé la Diplomatura en Biblioteconomía especializándome en bibliotecas pero mi tesina (dirigida por D.Antonio González Quintana)la centré en un trabajo de investigación de Archivos.Al principio pensé que no había sido una buena idea, mis conocimientos en Historia eran muy básicos pero trabajar con un gran profesional como Antonio fue una experiencia enriquecedora.Aprobé un examen y estuve trabajando un año en un archivo con documentación judicial. Después aprobé otro examen y empecé a trabajar en las bibliotecas de la Universidad de Salamanca. Entre contrato y contrato, cursé Imagen y Sonido, hice varios cursos de medios audiovisuales,fotografía digital y ya en el último curso de la Licenciatura de Documentación !empecé a trabajar en el departamento de documentación de un periódico! Ahora llevo dos años trabajando en el Ministerio de Justicia como archivera y bibliotecaria. !la formación adquirida define el perfil profesional!

  2. ¡Muy buenas! Antes de nada, muchas gracias por aportar tu experiencia. Me gustaría hacer algunas matizaciones al respecto.
    En primer lugar, una aclaración: no, si a mí lo que me cansa no es que haya dos, tres o veintisiete perfiles. Lo que no me gusta es la tensión que hay entre ellos en lugar de un flujo de conocimientos que favorezca el avance de la Archivística.
    Luego, lo de que son tres profesiones tan diferentes… pues yo no lo tengo tan claro. De hecho, que se piense así (después de habernos leído todos tropecientas veces lo de «la Archivística y las Ciencias de la Informacioón y la Documentación») me parece una buena muestra de la fractura de la que hablo.
    Por último, no me gusta mucho lo de que «la formación adquirida define el perfil profesional»; me gustaría pensar mejor en que «la formación continua enriquece el perfil profesional». Y que es mejor ser un profesional pull que un profesional push.
    ¿Qué opináis?

  3. !Hola! yo tampoco tengo ninguna duda de que la formación siempre enriquece profesionalmente pero cuando digo que son profesiones diferentes me refiero a que siempre se ha enmarcado cada una de ellas en un área muy definida, sin pararnos a pensar que muchísimas veces se puede aplicar todo lo bueno de una profesión a las otras.

    Por desgracia, la tensión de la que hablas seguirá existiendo mientras no cambie la mentalidad que hay actualmente entre muchos profesionales.

    Lo del «flujo de conocimientos» en los archivos será a largo plazo ¿no?
    Yo lo veo como un reto muy difícil de conseguir y espero que poco a poco se haga realidad.

    un saludo ;)

  4. hola
    la verdad es que no estoy de acuerdo con el perfil que has mencionado de archivero historicista, quizás las personas que llevan muchos años y les cuesta reciclarse no tengan tanta formación en nuevas tecnologías, pero aunque les cueste no les queda más remedio porque para la gestión de un archivo hoy en día es imprescindible el uso de estas tecnologías y todos tienen en su mayoría una formación en este sentido. Por otro lado quienes hemos realizado master y post grado en archivística, al incluir éstos módulos de informática y nuevas tecnologías, estamos bastantes capacitados para aplicarlas a los archivos. Con lo cual contamos con el conocimiento de los principios básicos de la archivística unido a una formación informática. Además siempre hay la posibilidad de completar con cursos de especialización en informática para remediar las carencias. Sin embargo desde mi experiencia personal pocos son los documentalistas que cuentan con estudios de postgrado en archivos, desde luego que los habrá pero ya digo que desde mi experiencia los que conozco intentan aplicar técnicas documentales a los archivos, sobre todo en empresas privadas. Supongo que puede parecer arrogante, pero creo que las nuevas tecnologías son una herramienta, muy importante pero hay que tener claro que sin el conocimiento de los principios básicos de la archivística pocos archivos van a funcionar bien. Por supuesto que es necesaria una colaboración, pero no se pueden olvidar estos principios

    un saludo

  5. ¡Esto se anima! Gracias por participar, Marisa.

    Ya comenté que lo de los dos perfiles no eran sino «generalizaciones un tanto simplistas». Por otro lado, en ningún momento he querido decir que el perfil historicista no tiene conocimientos de Informática o que no los pueda llegar a tener. Más que a carencias en aspectos tecnológicos me refería a cuestiones conceptuales y metodológicas básicas. Por ejemplo: en buena parte de los postgrados de Archivística no se explica la metodología para el diseño de sistemas de información. Esto tiene varias consecuencias (desde mi punto de vista de Licenciado en Historia):

    – Dominamos la construcción de los instrumentos de descripción tradicionales (guías, inventarios, catálogos) en papel, pero nos cuesta dar el paso a sistemas de información archivística que integen descripciones multinivel de fondos de archivo; registros de autoridad de personas, instituciones y familias; funciones; centros de archivo… Tenemos las normas, tenemos la tecnología, pero nos cuesta aplicarlo.

    – No lo vemos como algo propio y troncal, a pesar de que se nos insiste en artículos, manuales y temarios de oposiciones con el rollo de «la Archivística en el ámbito de las Ciencias de la Información y de la Documentación». Eso se nota mucho en la bibliografía profesional.

    Marisa, ¿a qué te refieres con «aplicar técnicas documentales a los archivos»? Supongo que no será a organizar fondos de archivo con la CDU -más que superadísimo, creo yo-. Cuando hablaba del perfil documentalista no me refería al documentalista puro y duro, sino a las personas que a través de sus estudios en EU y Fac. de Documentación han ido orientando su carrera hacia los archivos (a pesar de que la Archivística tenga poco peso en estas carreras… aunque seguro que más que en la mía). Bueno, pues seguro que muchas de estas personas (al igual que muchas de las del perfil «contrario») no dominan a la perfección algunos de los «principios básicos de la archivística» (muchos de los cuales, por cierto, están siendo cuestionados o, al menos, revisados, por profesionales cualificados y nada sospechosos de querer acabar con la Archivística), pero unos y otros pueden aportar conocimiento.

    Aunque debería dejarla para el siguiente post, lanzo ahora una pregunta:

    ¿Qué es lo que define a una persona como apta para dedicarse a los archivos?

  6. Pienso que al fin y al cabo todas las organzaciones tanto archivos, bibliotecas… privados y publicos… funcionan con documentos y con usuarios. Este es el unico y gran nexo comun.

    Luego cada organizacion tiene una forma distinta de acceder, almacenar, gestionar, preservar o difundir la informacion contenida en sus documentos. cada «almacen de documentos» va a tener un uso distinto, la vision del usuario, del profesional, del politico, del emprario va a ser distinta porque las necesidades que va querer satisfacer cada clase de organizacion sera distinta.

    Pero me temo que la diferenciacion encierra intereses sociolaborales, mas que intereses puramente tecnicos.

  7. hola
    antes que nada quería comentar que desde luego abogo por una integración de las ciencias para mejorar esta profesión, pero cuando me refiero a que he visto aplicar técnicas documentales a los archivos me refiero a que he visto archivos ordenados por materias físicamente. Desde luego ese archivo fue víctima de alguién inexperto, los documentalistas que deciden dedicarse a los archivos y van acumulando experiencia no creo que comentan ese error.
    Por otro lado también he ido a entrevistas de trabajo donde requerían la titulación en Documentación para llevar un archivo, valorándolo mucho más que los conocimientos o experiencias en archivos. Dada la variedad de formación es complicado enumerar los requisitos que tiene que tener un buen archivero, aunque desde luego si la entrevista o la oposición la confecciona otro buen archivero no creo que hay problemas.
    Respecto a la formación sólo conozco la Licenciatura Graduado Superior en Archivística y Gestión de Documentos, titulación propia de la Universidad Autónoma de Barcelona http://www.esaged.com/articles-mostra-1407-esp-graduat_superior.htm que según consta en la web es de segundo ciclo.
    un saludo

  8. Muy bueno el post. Sigo tu bitácora, pero rara vez suelo participar…

    Es muy cierto lo que comentas, y más aún la crispación en mi opinión absurda que hay entre los archivero-historiadores y los archivero-documentalistas… fijaos a qué nivel llega aquí en el Sur que la Asociación Andaluza de Archiveros sólo permite asociarse a aquellos con Máster en Archivística, excluyendo a los que vengan de Biblioteconomía y Documentación, y se dedica sistemáticamente a impugnar cualquier convocatoria de beca,contrato,etc. de archiveros donde se pida esta carrera (que ya es un avance porque antes no se pedía nada…).

    Está claro que la carga lectiva en Archivística es claramente mejorable en según qué Facultades de Biblioteconomía, pero de ahí a negarlas por sistema me parece un poco fuerte…

    Un saludo

  9. Es significativo que en el Graduado Superior en Archivística y Gestión de Documentos. Titulación propia de la UAB donde dice:

    Tipo de acceso: Desde el primer ciclo de cualquier titulación o desde cualquier diplomatura o licenciatura, preferentemente de las de Historia, Humanidades, Biblioteconomía, Documentación, Administración y gestión pública, Derecho, Informática, Ingeniería de sistemas, Periodismo y Comunicación audiovisual.

    Observamos con estupor que la licenciatura en documentacion aparece en cuarto lugar.

  10. Hola, he llegado a esta página de casualidad mientras buscaba información acerca de la Archivística. Estoy en Cuarto curso de Historia, y gracias a una optativa me empecé a interesar por la Archivística. Ahora no sé cómo seguir con ello, ya que en mi universidad (de León), no hay ninguna otra asignatura relacionada con dicha disciplina. He visto que puedo hacer un máster o un posgrado, pero si alguien me pudiera dar más información se lo agardecería.

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